02 Abr 2015
de elssamolina
en --------MI AMIGO NAZARENO-----, RECUERDOS
En una madrugada donde la total oscuridad de las calles se alió con los sonidos del bombo;el capataz marcaba con su campanilla tiempo de silencios…las amplias capuchas cubrían el rostro de los nazarenos; sobre sus hombros las cruces de madera llamaban la atención de la gente,que se agolpaba en la amplia puerta de la parroquia de La Purísima.
El Cristo del Consuelo brillaba entre farolillos y flores alzado en su trono, paso a paso al ritmo del golpe de las horquillas de los costaleros, reflejando en su rostro toda la pasión de la Semana Santa, las miradas se paraban en el con peticiones,arrastrando cadenas,promesas ,rezos. Acelere mis pasos atravesando la ciudad,buscaba ansiosamente el rostro de mi nazareno, uno de mis mejores amigos , destacaba en el ese modo de ver y mirar la vida, regalando alegría ,siempre tan positivo. Durante los dos años anteriores habíamos participado de la procesión del silencio,una bella experiencia, que nos unió mucho mas;seguíamos la procesión con gran respeto y fe, iba delante de mi, y cuando hacíamos una parada,volvía la cabeza acercando su cruz a mis pies, consiguiendo llamar mi atención ,por supuesto provocando gestos…y la risa contenida.Ese año,yo no podía acompañarlo, mis pensamientos lo buscaban junto a una extraña inquietud que me alteraba. Fui buceando entre las masas de gentes,que iban y venían,parándose a ambos lados de las calles ,situada al lado izquierdo de la calzada.
La lentitud de los pasos me daba la oportunidad, de asomarse a los rostros, que se mostraban entre luces y sombras…casi todos se empeñaban, en mantener lejana su identidad . Una saeta completaba un momento tan especial, la voz quebrada y bella de una mujer se elevaba en el aire,mientras mi nazareno se abrió paso delicadamente , hasta colocarse a mi altura.La mirada que tanto había buscado ,se regalaba ahora junto a un guiño de complicidad. La procesión continuó su recorrido, me mantuve firme y plena de alegría hasta ver desaparecer la silueta de el, empequeñeciéndose en la distancia. Nadie podía imaginar que era una despedida definitiva , unos días después un accidente de tráfico se llevaba a mi nazareno,que emprendía un largo viaje sin retorno. Cada año su sonrisa se eleva entre las masas de la gente de la procesión del silencio, y un guiño de complicidad se refleja en mi alma. Elssa Ana
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