Sus altos tacones chocaban sobre el asfalto produciendo una especie de sonido ,una llamada en el tiempo,ecos que retumbaban en un silencio grave,incluso enfermizo.
La calle se alargaba a sus ojos, desierta y fantasmal.
Centelleaban algunas farolas, en un anochecer donde los pensamientos trataban de reajustar el pasado, ante un presente adormecido, tristemente lejano, perdido.
Siguió su camino, sin mirar atrás.
Habían muerto muchas cosas…todo era un desierto.