Extendidos sobre la amplia mesa ,los dibujos y cuadros parecían sonreírle. Lápices de diferentes tipos, cartabones,escuadras, reglas,estuches repletos de instrumentos de pintura.La paleta de colores dejaba en el estudio, una estela fresca de vida. Entre chorretones de acuarelas ,oleos, acrílicos ,que se dejaban descolgar sobre lienzos abandonados, facilitando a la imaginación, desplegando sus alas, como si se tratara de un abanico, abierto a mil posibilidades…paisajes…rostros…
Lentamente,Marina, levanto la mirada de la mesa, y se fue acercando a la ventana, con pasos lentos y torpes; el aire fresco le acaricio la melena, su rostro en la semioscuridad, se reflejaba en forma de sombras descoloridas, sobre el cristal. La perspectiva del paisaje, a esas horas, cambiaba las tonalidades, y el blanco y negro tomaba poder sobre las cosas, evocando su niñez. Sus labios se abrieron dejando escapar un suspiro, alentada por una mirada de esperanza descubrió la luna llena, grandiosa y expectante.
Fue entonces…sus deseos se concentraron en una petición .La voz lenta y sedosa apenas perceptible llevaba toda la fuerza impresa, en el silencio, toda su alma profundizaba en el misterio de lo desconocido, de la fe .Marina anhelaba un cambio mundial, sus lagrimas casi invisibles, ponían la firma a los deseos de su alma, llevando impresas, los símbolos de sus dibujos y sueños…