LAS SOMBRAS MISTERIOSAS.

                                       SU CALLE                                                                                          Hector miro recatadamente la calle, desde  las sombras de la esquina, las distancias vistas así, desde otra perspectiva se empequeñecían. La vivienda  era la misma que le había visto nacer, hace  sesenta años recién cumplidos,había vivido muy deprisa, una vida descontrolada, alcohol, drogas; se sentía  cansado, avejentado. En soledad y sin dinero. Solo los recuerdos…

                                  Sin mas preámbulos se dirigió al contenedor,con ansiedad introduciendo la cabeza, busco algo que comer. Después, remiro la vieja  fachada insistentemente, con detenimiento. Fue entonces cuando se dio cuenta que todo su vida estaba muerta,  apagada;esa  ya no era la casona donde había vivido como un príncipe, mimado por sus padres, educado en los mejores colegios, con todos los caprichos. Se vio a si mismo reflejado en el espejo de la ventana vieja y rota, y vio a otra persona. ¿Donde esta el verdadero Hector? .Ese chico con ilusiones…con la carrera de arte terminada,sus cuadros y esculturas… ese niño que desde pequeño se había enamorado de Lidia, su vecina, a la que había amado en silencio, su música, sus canciones … ¿Donde esta ese Hector?se preguntaba. La calle desierta y muda parecía abrazarlo  a través de las horas, de los minutos que se deslizaban lentos y rápidos al ritmo de sus pensamientos…en el reloj del desconcierto.

Sin pensarlo dos veces se colo por la ventana del salón. No salia de su asombro. La casa por dentro era la misma de siempre, se mantenía intacta, igual que su corazón. Las lágrimas asomaron a sus ojos, sus cuadros colgaban de las paredes…la chimenea estaba apagada, pero emitía ese calor de verdadero hogar. En segundos se arrepintió de todo. De la huida hacia ninguna parte. Recorrió la casa de punta a punta, todas las habitaciones donde había vivido lo mejor de su vida,abrazó las fotos de su niñez, de su familia, de sus padres.

                                      Las escaleras lo conducían junto a sus recuerdos…Se sintió joven, ágil, lleno de vida. No supo nunca si era la huella de su pasado, o era el mismo resurgiendo de las cenizas…Al final del pasillo lo esperaba Lidia, desnudando miradas…esas miradas mudas con un lenguaje de otras vidas…Hector fundió su pasado con el presente y se reconoció a si mismo, en forma de sombras…que se aclaraban lentamente buscando la luz. Elssa Ana